Cuando los escolares volvieron a las aulas en septiembre de 2020 tras la pandemia, se impusieron nuevas normas de convivencia, algunas de las cuales llegaron para quedarse. La ventilación de las aulas fue una de ellas y tuvo un impacto claro en el día a día de los estudiantes que todavía tiene efectos en la comodidad de los chicos y chicas y de sus profesores. Así se desprende de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid que asegura que las aulas son ahora más saludables para los estudiantes, pero que también han perdido comodidad y confort térmico, especialmente en un contexto de calentamiento global como el existente.
“La pandemia puso en evidencia la deficiente calidad del aire interior de las aulas en los climas Mediterráneos, como el que tenemos en nuestro país, con sistemas de ventilación basados exclusivamente en la ventilación natural”, explica Carmen María Calama González, de la Escuela Técnica Superior de Edificación de la UPM y una de las autoras del trabajo.
Esta situación supone un factor de riesgo importante para la salud que puede afectar seriamente a las condiciones de confort y al rendimiento académico del alumnado. Y de ahí que los investigadores se propusieran analizar hasta qué punto había afectado la necesidad de ventilar las aulas a la situación que vivían dentro de ellas.
“La investigación se centró en hacer una evaluación cuantitativa de las condiciones de confort térmico adaptativo y de la calidad del aire interior del parque escolar del área Mediterránea, a partir de la monitorización de aulas educativas representativas y ventiladas naturalmente”, explica la investigadora. Para ello, se analizó el efecto de las estrategias de ventilación natural tras la pandemia, calculando también el impacto de las condiciones térmicas interiores en el rendimiento cognitivo del alumnado. “El objetivo era determinar si la ventilación natural garantiza entornos educativos saludables y confortables en un contexto de cambio climático y de postpandemia”, añade.
Aulas ventiladas en exceso
Los resultados pusieron de manifiesto que, tras la pandemia, muchas aulas siguen ventilándose en exceso para mantener el aire limpio, especialmente en periodos cálidos. “Aunque esto mejora la calidad del aire interior, se sacrifica el confort térmico, con temperaturas elevadas que dificultan la concentración del alumnado”, explica Calama. En invierno, la situación tampoco mejora. En este caso, la ventilación suele ser insuficiente, lo que vuelve a influir de forma negativa en la calidad del aire. “Se han observado pérdidas moderadas de rendimiento cognitivo, sobre todo en los meses más calurosos”.
Para los investigadores, la relevancia de este trabajo publicado en la revista internacional Case Studies in Thermal Engineering, radica en que evidencian la necesidad de equilibrar salud, confort y aprendizaje.
“La propuesta de sistemas y protocolos de ventilación adecuados, como los sistemas adiabáticos, permitiría mejorar las condiciones de salubridad y confort térmico en las aulas, garantizando simultáneamente condiciones de calidad del aire. Esto permitirá afrontar la urgente problemática del cambio climático y los escenarios de sobrecalentamiento actuales y futuros, suponiendo un impacto muy positivo en la mejora de la calidad de vida de los usuarios, a la vez que se mejora la eficiencia energética en un horizonte de consumo energético casi nulo”, concluyen.
Referencia: Escandón, R., Calama-González, C. M., & Suárez, R. (2025). Experimental assessment of the interaction between indoor air quality and thermal comfort in naturally ventilated secondary classrooms in southern Spain. Case Studies in Thermal Engineering, 106335, 1-18. https://doi.org/10.1016/j.csite.2025.106335