¿Son las casas de la playa de Babilonia (Guardamar del Segura, Alicante) una causa directa de la erosión que está sufriendo la costa y que hace que el mar vaya ganando terreno a la arena o son víctimas directas de una situación en la que la mano del hombre ha tenido poco que ver? Es una de las preguntas a las que ha tratado de dar respuesta un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) que ha analizado a evolución histórica de la línea de costa en esta zona desde 1930 hasta 2022, teniendo en cuenta diferentes construcciones antrópicas y predecir su situación para el año 2040.

“Una buena comprensión de las tasas de recesión histórica es un requisito clave para una gestión eficaz de las zonas costeras y para unas predicciones fiables de la evolución de la línea de costa”, explica Marta Fernández-Hernández, investigadora de la ETSI Minas y Energía de la UPM y autora principal del estudio. Y en el caso de las playas de Babilonia esto resulta más importante que nunca dado el conflicto generado en el municipio a raíz de la construcción en la década de 1990 de un espigón que canaliza la desembocadura del río Segura y que podría haber provocado un cambio en el comportamiento costero.

“Uno de los objetivos de nuestro trabajo es comprender los efectos de las construcciones en la playa de Babilonia, tanto las viviendas como el espigón, sobre la erosión de la línea de costa y de una duna acantilada y evaluar la pérdida de superficie construida (viviendas) debido a los cambios en la dinámica costera”, explica la investigadora de la UPM. Además, con la información procedente de los datos disponibles y el uso de dos modelos de predicción basados en las tasas históricas de recesión y los cambios en el nivel del mar, los investigadores han tratado de estimar la situación que tendrá la línea de costa para el año 2040.

Los resultados del trabajo, en el que han participado la ETSI de Minas y Energía y la ETSI Informáticos de la UPM, con la colaboración de una investigadora del Politécnico de Torino (Italia), muestran el complejo efecto de las acciones antrópicas que han acelerado la erosión natural de la zona. Además, aseguran los investigadores la duna acantilada muestra una erosión episódica debida a fuertes temporales, pero con tasas recesión similares a las de la línea de costa que la protege.

La mano del hombre afecta menos a las playas de Babilonia

En cuanto al efecto del polémico espigón construido en los 90, los investigadores señalan que “los espigones de la desembocadura del río Segura provocaron la pérdida de 3353 m² de viviendas y el incremento de las tasas de erosión de la línea de costa hasta 2022”.

Las predicciones tampoco son muy optimistas de cara a 2040. “Los modelos empleados estiman la erosión parcial de la duna acantilada que protege las instalaciones del puerto de Guardamar”, explica Marta Fernández-Hernández. “El modelo basado en el aprendizaje empleando la extrapolación de los datos históricos tiene mayor variabilidad que el modelo basado en las tasas de cambio del nivel del mar, aunque este último siempre se acerca al límite máximo de erosión del primero. En esta zona, el efecto de la tasa de cambio del nivel del mar debido al cambio climático no parece ser muy importante en la erosión de la línea de costa, puesto que este valor ya era bastante elevado durante el siglo pasado”.

A la vista de los datos, para los investigadores queda claro que la acción humana ha tenido un importante papel en la erosión de la costa, aunque su mayor influencia no está en la zona costera de Babilonia. “Comparando las líneas de costa reales en los años 2005 y 2022 con las simuladas mediante el modelo de extrapolación, se puede afirmar que las acciones antropogénicas tienen su efecto aumentando la tasa de erosión. Este efecto es más notable en la zona central del estudio y más limitado en la zona del puerto deportivo y en las casas de la playa de Babilonia”, explican.

Para los investigadores, la importancia de este estudio radica en que “los resultados y la metodología aportados pueden servir de base para la planificación y gestión del litoral, especialmente en zonas con infraestructuras clave o en aquellas en las que se ha generado problemática social como es el caso de la playa de Babilonia”.