'Citrusbusters', es el nombre con el que se ha bautizado al proyecto europeo que pretende luchar contra los ‘destructores de cítricos’. Tal y como nos ha descrito uno de sus investigadores, el profesor del departamento de Biotecnología-Biología Vegetal de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) y miembro del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas (CBGP), Miguel Ángel Torres, se trata de un “compendio de varias estrategias para prevenir dos enfermedades emergentes en los cítricos causadas por una bacteria y un hongo”. La primera de ellas es HLB o Huanglongbing -también conocida como enfermedad del greening o enverdecimiento- provocada por bacterias del género Candidatus Liberibacter. La segunda proviene del hongo CBS (Citric Black Spot) o mancha negra, por las marcas de este color que deja en la piel de naranjas y mandarinas, provocada por el hongo Phyllosticta citricarpa.
Se trata de “enfermedades que se encuentran fuera de Europa pero que son un importante riesgo para España”, entre otras causas, por el “comercio internacional y el cambio climático”. Además, en el caso de la enfermedad bacteriana, se propaga por unos hemípteros que ya están presentes en nuestro país. Por ello, gracias a la colaboración de diversas instituciones, lo que pretende este estudio es “atacar la enfermedad desde varias vertientes”, afirma Miguel Ángel Torres. La primera, desarrolla herramientas “que atacan directamente a estos patógenos” a través de “unas enzimas llamadas endolisinas”. Por otro lado, se pretende llevar a cabo una estrategia que ataque a estas dos especies de hemípteros gracias a un fenómeno de interferencia en su RNA. Asimismo, se trabaja en el desarrollo de sistemas de “monitorización rápida” para identificar los síntomas de las enfermedades.
Por último, otra de las patas de este estudio, y aquí es donde entra en juego el CBGP, busca generar plantas resistentes a través del estudio de la pared celular de los propios cítricos. Tal y como nos cuenta el investigador, lo llevan a cabo a través de la extracción de biofracciones, fragmentos de la pared celular que contienen oligosacáridos y que “son capaces de inducir la inmunidad de las plantas”. Y añade: “Gracias a unos receptores, las plantas son capaces de reconocer cuándo un patógeno está atacando, ya que rompe algunos elementos de la pared”.
Actualmente, se trabaja en laboratorio con plantas modelo. Más adelante, la idea es enviar estas fracciones a Brasil, “donde ambas enfermedades están presentes”, para que las apliquen en áreas infectadas, apunta el profesor. Allí, mediante la obtención de muestras, investigadores del CCSM-IAC buscarán además identificar plantas resistentes (aquellas que limitan el crecimiento del patógeno) y tolerantes (las que permiten el crecimiento del patógeno sin mostrar síntomas).
Sin dejar el control biológico, otra de las estrategias en las que se basa este estudio parte de la empresa ANECOOP, que busca “generar plantas modificadas utilizando estudios de edición del genoma como CRISPR-Cas9 sin huella de DNA” en plantas que están en contacto con la bacteria HLB.
En definitiva, este estudio, aún en fase inicial, supone un gran avance ya que aporta un enfoque integral para combatir las plagas en la producción citrícola a través de soluciones biotecnológicas y digitales.
En el estudio, liderado por el centro tecnológico AINIA, participan once universidades y centros de Europa -España, Italia, Holanda, Eslovaquia, República Checa, Francia- y Brasil. En el caso de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), participan los profesores de la ETSIAAB, Antonio Molina (IP), Lucía Jordá y Miguel Ángel Torres; investigadores del CBGP y miembros del grupo de investigación ‘Inmunidad Innata de las Plantas y Resistencia a Hongos Necrótrofos’.
CITRUSBUSTERS: Integrated Prevention and Biocontrol Solutions for the Most Devastating Citrus Pests, proyecto financiado por la Unión Europea a través del programa Horizon Europe Research and Innovation (FARM2FORK-02-101181709).