Un nuevo estudio confirma que los hijos de personas con esquizofrenia o trastorno bipolar presentan un mayor riesgo de desarrollar psicopatología en comparación con menores cuyos progenitores no tienen estas patologías. La investigación, publicada en la revista
European Child & Adolescent Psychiatry, analiza cómo las características clínicas y sociales de los padres influyen en la salud mental de su descendencia.
«El trabajo confirma este aumento del riesgo y ayuda a comprender mejor qué factores influyen en los problemas de salud mental en hijos de pacientes», explica Josefina Castro Fornieles, coordinadora del estudio e investigadora del área de Salud Mental del CIBER (CIBERSAM) en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona, el Hospital Clínic y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS). El estudio se ha realizado en colaboración con el equipo de la investigadora Dolores Moreno, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Los expertos han seguido durante cuatro años a hijos de pacientes con esquizofrenia o trastorno bipolar, comparándolos con un grupo de control de progenitores sin estas patologías. La investigación incluyó a 238 menores de entre 6 y 17 años, que fueron evaluados al inicio y al final de este periodo. Se analizaron variables como los diagnósticos psiquiátricos de padres e hijos, el nivel socioeconómico familiar, la edad de los progenitores al nacimiento del hijo y la presencia de síntomas subclínicos relacionados con la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
«Además, los patrones de síntomas varían en función del diagnóstico parental», detalla Elena de la Serna, investigadora del CIBERSAM en el Hospital Clínic de Barcelona y primera firmante del artículo. «El estudio revela que los hijos de personas con esquizofrenia presentan un riesgo más elevado de trastorno por déficit de atención, trastornos disruptivos y síntomas psicóticos subclínicos. En el caso del trastorno bipolar, los hijos de pacientes afectados muestran una mayor prevalencia de trastornos del estado de ánimo, déficit de atención y síntomas bipolares subclínicos».
El estudio también destaca factores que pueden mitigar este riesgo. Así, un mejor funcionamiento psicosocial de los padres y un nivel socioeconómico más elevado se asocian con una menor presencia de problemas de salud mental en los hijos, lo que subraya la relevancia de las intervenciones familiares y sociales.
Este trabajo, que forma parte del proyecto BASYS (Bipolar and Schizophrenia Young Offspring Study), refuerza la importancia de realizar un seguimiento a largo plazo de los hijos de pacientes con enfermedades mentales graves y plantea la necesidad de diseñar estrategias preventivas en estas poblaciones de alto riesgo.
«Aunque se requieren estudios con muestras más amplias, esta investigación contribuye a comprender mejor los mecanismos de transmisión intergeneracional de la vulnerabilidad a los trastornos mentales en la infancia y la adolescencia», concluye el equipo.